Amaneceres inciertos, y a la ves claros, amaneceres que dan por hecho que será un buen día, amaneceres llenos de alegria y un sol que ya no quiere que llueva, amaneceres llenos de esperanza, y llenos de sonrisas, amaneceres de un mundo enfermo pero de corazones limpios que no invaden la soledad.
Es entonces cuando me da por pensar en la luna, que tanto llegué a reclamarle, que tanto llegué a decirle que no era justo que me dier ala espalda, ke no era justo que me diera tanta luz en los ojos y me dejara ciego, esa luna a la ke tanto sigo sin poder alcanzarla a veces, y solo al despertar, quiero imaginar que en el anochecer estará ahi esperandome, ahi dandome una señal, ahí imaginandose que yo estaré en la ventana esperando su salida, esa luna que es predecible, y a la ves lo contrario, no se ni como contemplar el brillo de ella misma, porque hay veces en que la felicidad que refleja es tristeza eterna, y ahora que lo pienso la luna siempre ha sido digna de ser luna, y los sueños de desvanecen ante su presencia, y se hacen realidades inexistentes, pero es ahí donde entra mi duda, ¿como puede ser que realidades inexistentes se hagan realidad?
¿Como es que estando en un mar de llanto, en un mar de tristeza, te encontre y me diste otro color, otra sensación, otra forma de ver las cosas?
Me da por sonreir ante esas preguntas, y me da por querer seguir adelante y no dejarme caer ante ninguna enfermedad, a excepción de la enfermedad mortal que es la vida, a excepción del amor, y del tener una familia tan sólida.
Y ahora que lo pienso, me doy cuenta de que siempre estuvo ahí, y de que siempre estaré ahí, esperando momentos indicados, y esperando que los amaneceres siempre sean como estos, invadiendo cualquier mal sentimiento y personas que te lastimen, es hoy cuando involucro de nuevo a la luna en mis sueños, y mis sueños se desvanecen ante ella.
Ameneceres como hoy, con mis ojos llenos de fé, y mis pupilas viendote a los ojos, me da por ver que este amanecer espera lo que uno no imagina, que el atardecer llega sin avisar, y un anochecer solo queda el reflejo de tu rostro mientras tengo los ojos cerrados.
Y sin pensarlo, me voy contento, y por primera ves hace ya mucho tiempo, me siento satisfecho de lo que escribo.
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